Ver la televisión por un tiempo moderado o considerable en la mediana edad se vincula con un posterior deterioro cognitivo y de la salud cerebral

//Ver la televisión por un tiempo moderado o considerable en la mediana edad se vincula con un posterior deterioro cognitivo y de la salud cerebral

Ver la televisión por un tiempo moderado o considerable en la mediana edad se vincula con un posterior deterioro cognitivo y de la salud cerebral

Ver la televisión por un tiempo moderado o considerable en la mediana edad se vincula con un posterior deterioro cognitivo y de la salud cerebral [the_ad id=”28610″]

Puntos destacados de la investigación:

  • Ver la televisión es un tipo de comportamiento sedentario que es extraordinariamente pasivo o que no requiere mucha reflexión.
  • Ver la televisión por un tiempo moderado o considerable en la mediana edad se asocia con un mayor deterioro en la función cognitiva y menores volúmenes de materia gris en el cerebro.
  • Pasar más tiempo viendo la televisión en la mediana edad no parece afectar el riesgo de demencia.
  • La cantidad de tiempo que se pasa viendo la televisión puede ser una modificación importante en el estilo de vida para reforzar la salud cerebral.

Prohibida su divulgación hasta las 10 a. m. TC/11 a. m. ET, jueves 20 de mayo del 2021

DALLAS, 20 de mayo del 2021 — Pasar de una cantidad de tiempo moderada o considerable viendo la televisión en la mediana edad se vinculó con un mayor deterioro cognitivo y menores volúmenes de materia gris en el cerebro más adelante, de acuerdo con una investigación preliminar de tres estudios (P149, MP24 y MP67) que se presentará en la Conferencia sobre Epidemiología, Prevención, Estilo de Vida y Salud Cardiometabólica 2021 (EPI) de la American Heart Association. La reunión es virtual, el 20 y 21 de mayo, y ofrece lo último en ciencia sobre la salud y el bienestar de la población, además de las consecuencias en el estilo de vida.

“Si bien los estudios han demostrado los beneficios del ejercicio para reforzar la salud cerebral, se sabe menos acerca de las posibles consecuencias en la estructura y la función cerebral debido a un comportamiento sedentario prolongado, como ver la televisión. Esto es importante porque otros estudios han demostrado que la actividad física y los comportamientos sedentarios pueden tener diferentes efectos sobre la salud y la enfermedad”, dijo Kelley Pettee Gabriel, M.S., Ph.D., FAHA, quien es la autora principal de uno de los estudios y es profesora de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Alabama en Birmingham. “Participar en comportamientos saludables durante la mediana edad, entre 45 y 64 años de edad en el contexto de nuestro estudio, puede ser un factor importante para reforzar un cerebro saludable más adelante en la vida”.

La cognición incluye las capacidades que uno tiene para recordar, pensar, razonar, comunicar y resolver problemas. La esperanza de vida está aumentando en Estados Unidos y los expertos creen que probablemente se asocie con un aumento de la prevalencia del deterioro cognitivo y la demencia. Una población que está envejeciendo con diversos factores que no ayudan a reforzar la salud del cerebro puede derivar en un número alto de personas con demencia. En todo el mundo, anualmente se diagnostican más de 7 millones de casos nuevos de demencia. Para el año 2050, se espera que la prevalencia de la demencia aumente en un 116% en los países con ingresos altos, y en un 264% en los países con ingresos bajos.

“Actualmente, no hay medicamentos disponibles para curar o detener la demencia. Sin embargo, en un informe reciente se demostró que casi el 40% de los diagnósticos de demencia en todo el mundo se pueden evitar o demorar mediante la modificación de doce factores de riesgo, incluido el ejercicio”, dijo la autora principal del segundo estudio, Priya Palta, Ph.D., M.H.S., profesora adjunta de ciencias médicas y epidemiología en Columbia University Vagelos College of Physicians and Surgeons en la ciudad de Nueva York.

Para comprender mejor los efectos del comportamiento sedentario durante la mediana edad en la salud cerebral, Palta y Gabriel lideraron equipos para examinar la información sobre ver la televisión recopilada en la mediana edad de un subconjunto de participantes del Estudio de Riesgo de Ateroesclerosis en Comunidades (ARIC, del inglés Atherosclerosis Risk in Communities) y el Estudio Neurocognitivo (NCS, del inglés Neurocognitive Study) de ARIC. Se les preguntó a los participantes con qué frecuencia veían la televisión en su tiempo libre. Las respuestas informadas por ellos mismos no se basaron en horas o cantidades específicas de tiempo, sino en si nunca o pocas veces vieron la televisión (baja), a veces vieron la televisión (mediana/moderada) o a menudo o muy a menudo vieron la televisión (alta). El estudio de Palta se centró en el deterioro cognitivo y el riesgo de demencia, mientras que el estudio de Gabriel se centró en marcadores estructurales del cerebro en imágenes de escaneos cerebrales.

El estudio de Palta (P149: Sedentary Behavior In Mid-life And Risk Of Change In Global Cognitive Function And Incident Dementia: The Atherosclerosis Risk In Communities Neurocognitive Study/ARIC-NCS [Comportamiento Sedentario en la Mediana Edad y Riesgo de Cambios en la Función Cognitiva Global y Nuevo Caso de Demencia: Estudio de Riesgo de Ateroesclerosis en Comunidades y Estudio Neurocognitivo/ARIC-NCS]), incluyó a 10 700 adultos. Todos los participantes (edad media de 59 años, 44% varones, 19% personas de raza negra) proporcionaron evaluaciones informadas por sí mismos sobre con qué frecuencia ven la televisión en la Visita 1 (1987-1989) y la Visita 3 (1993-1995) para detallar cada vez su nivel de visualización de la televisión. En ese tiempo, 6463 participantes informaron persistencia en la visualización de la televisión, lo que significa que no informaron cambios en sus hábitos de ver la televisión en las visitas 1 y 3. Se realizaron más pruebas cognitivas de la memoria de trabajo, del lenguaje y de la velocidad de procesamiento y la función ejecutiva que se administraron en la Visita 4 (1996-1998) y la Visita 5 (2011-2013).

En este estudio, los investigadores descubrieron lo siguiente:

  • En comparación con las personas que informaron que nunca o pocas veces (baja visualización) vieron televisión, los participantes que informaron que a veces (visualización moderada) o que a menudo o muy a menudo (alta visualización) vieron televisión presentaron una disminución del 6,9% en la función cognitiva en un plazo de 15 años, lo que sugiere un peor cambio en el desempeño en las pruebas cognitivas durante el transcurso del estudio.
  • Pasar más tiempo viendo la televisión no se asoció, en particular, a un mayor riesgo de demencia.
  • La actividad física y los hábitos de ejercicios informados por los participantes no parecieron alterar la relación entre el tiempo que pasaron viendo la televisión durante la mediana edad y los cambios en la función cognitiva y el riesgo de demencia. 

El estudio de Gabriel (MP24 – Sedentary Behavior In Mid-life And Structural Brain Magnetic Resonance Imaging Markers Of Cerebrovascular Disease And Neurodegeneration In Late-life: The Atherosclerosis Risk In Communities Neurocognitive Study ARIC/NCS [Comportamiento Sedentario en la Mediana Edad y Marcadores de Resonancia Magnética de la Estructura del Cerebro por Enfermedad Cerebrovascular y Neurodegenerativa más Adelante en la Vida: Estudio de Riesgo de Ateroesclerosis en Comunidades y Estudio Neurocognitivo ARIC/NCS]) incluyó a 1601 adultos. Todos los participantes (edad media de 76,2 años, 60,5% mujeres, 27,2% adultos de raza negra) informaron por sí mismos su nivel de visualización en la Visita 1 y la Visita 3 (pocas veces/nunca, a veces, a menudo o muy a menudo) y luego se sometieron a una resonancia magnética (RMI, del inglés magnetic resonance imaging) del cerebro en la Visita 5. De este grupo, 971 personas informaron niveles persistentes de visualización de la televisión en la Visita 1 y la Visita 3, y fueron incluidas en el análisis final para determinar cómo el comportamiento sedentario puede haber afectado las medidas de la estructura cerebral. Con la utilización de resonancias magnéticas del cerebro, los investigadores observaron varios marcadores estructurales del cerebro, que incluyen el volumen de la materia gris profunda en el cerebro de cada participante. La materia gris es el tejido más oscuro del cerebro y la médula espinal, y está involucrado en el control muscular, la visión y la audición, la toma de decisiones y otras funciones importantes del cerebro. Cuanto mayor sea el volumen de la materia gris cerebral de una persona, mejores suelen ser sus habilidades cognitivas.

En este estudio, los investigadores descubrieron lo siguiente:

  • En comparación con los participantes que dijeron que nunca o que pocas veces (baja visualización) vieron televisión en la mediana edad, aquellos que dijeron que a veces (visualización moderada) o que a menudo o muy a menudo (alta visualización) vieron televisión tenían un menor volumen de materia gris profunda más de una década después, lo que indica una mayor atrofia o deterioro cerebral.
  • La asociación entre el nivel de visualización de la televisión y la materia gris cerebral fue mayor gracias a la constante visualización de la televisión a lo largo de la mediana edad. Específicamente, en comparación con las personas que dijeron que nunca o que pocas veces vieron la televisión en la Visita 1 y la Visita 3, las personas que informaron que a veces o que a menudo o muy a menudo vieron la televisión en ambas visitas tenían un volumen menor de materia gris profunda más adelante en su vida. 
  • La actividad física y los hábitos de ejercicio que los participantes informaron no cambiaron las asociaciones entre el nivel de visualización de la televisión durante la mediana edad y las medidas de la estructura cerebral de la materia gris.

“Nuestros descubrimientos sugieren que la cantidad visualización de la televisión, un tipo de comportamiento sedentario, puede estar relacionada con la disminución cognitiva y los marcadores de imágenes de la salud cerebral. Por lo tanto, la reducción de los comportamientos sedentarios, como ver la televisión, puede ser un importante objetivo de modificación del estilo de vida para reforzar la salud óptima del cerebro”, dijo Palta.

“En el contexto de la salud cognitiva y cerebral, no todos los comportamientos sedentarios son iguales; las actividades sedentarias no estimulantes, como ver la televisión, están vinculadas a un mayor riesgo de desarrollar el deterioro cognitivo, mientras que las actividades cognitivamente estimulantes (p. ej., la lectura, los juego de computadora y de mesa) están asociados con una cognición mantenida y una menor probabilidad de demencia”, dijo el autor principal del tercer estudio Ryan Dougherty, M.S., Ph.D., un becario posdoctoral en el Departamento de Epidemiología de Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health en Baltimore, Maryland. “Considerar las diferencias contextuales en los distintos comportamientos sedentarios es fundamental cuando se investiga la salud cognitiva y cerebral”.

El estudio de Dougherty (MP 67 – Long-term TV Viewing Is Associated With Gray Matter Brain Volume In Midlife: The Coronary Artery Risk Development In Young Adults (CARDIA) Study [Ver la Televisión por Mucho Tiempo se Asocia con el Volumen de Materia Gris en la Mediana Edad: Estudio de Desarrollo de Riesgo en Arterias Coronarias en Jóvenes Adultos [CARDIA]]) también encontró una correlación entre la visualización de la televisión y el volumen de materia gris en el cerebro. En este estudio auxiliar del subestudio de resonancia magnética del cerebro para el desarrollo de riesgo en arterias coronarias en jóvenes adultos (CARDIA, del inglés Coronary Artery Risk Development in Young Adults), los investigadores evaluaron los datos del estudio de CARDIA, un estudio longitudinal que comenzó en 1985-86 con 5115 personas de cuatro ciudades estadounidenses (Birmingham, Ala.; Chicago, Ill.; Mineápolis, Minn. y Oakland, Calif.).

El subestudio de 599 participantes (edad media de 30 años al comienzo y de 50 años en el momento del seguimiento; 306 mujeres; 264 afroamericanos) de tres de las ciudades originales (Birmingham, Mineápolis y Oakland), inició cinco años después del estudio de CARDIA. Durante el período del subestudio de 20 años, (de 1990-91 a 2010-11), los participantes participaron en visitas de seguimiento cada cinco años, durante las cuales se les pidió el número promedio de horas por día dedicadas a ver la televisión durante los 12 meses anteriores.

Dougherty notó que los patrones de visualización de la televisión se mantuvieron estables en el tiempo. Su equipo calculó el tiempo promedio de ver la televisión durante el período de 20 años para que cada participante evalúe los patrones a largo plazo a la hora de ver la televisión como un indicador de la cantidad de tiempo de actividad sedentaria.

Veinte años después de que comenzó el subestudio (2010-11), se realizaron resonancias magnéticas para evaluar las medidas estructurales de la materia gris en el cerebro. Los investigadores descubrieron lo siguiente:

  • Una mayor visualización de la televisión desde la edad adulta temprana hasta la mediana edad se asoció con un volumen menor de materia gris.

  • Si se consideran las estimaciones de efectos, una hora más dedicada a ver televisión se asoció con una reducción de aproximadamente un 0,5% en el volumen de materia gris, similar a la tasa anual de atrofia a mediados y fines de la edad adulta, señaló Dougherty.
  • Al igual que en el estudio de Gabriel, la actividad física y los hábitos de ejercicio de los participantes no afectaron la asociación entre el nivel de visualización de la televisión durante la mediana edad y las medidas de la estructura cerebral de la materia gris.

“En nuestros hallazgos, la visualización de la televisión se mantuvo asociada con la función cognitiva y el volumen de la materia gris después de contabilizar la actividad física, lo que sugiere que este comportamiento sedentario puede impartir un riesgo único con respecto a la salud mental y cerebral”, dijo Dougherty. “Este es un hallazgo importante, ya que ahora está bien aceptado que la neurobiología de la demencia, incluida la atrofia cerebral, comienza durante la mediana edad. Ese es un período donde los comportamientos modificables, como ver la televisión de forma excesiva, pueden abordarse y reducirse para promover un envejecimiento saludable del cerebro”.

Los tres investigadores concuerdan en que existe una necesidad de identificar comportamientos modificables, como ver la televisión de forma excesiva, que pueden abordarse antes del avance del deterioro cognitivo. Promover el envejecimiento saludable del cerebro es importante, en especial debido a las tendencias actuales en la visualización de la televisión y las maratones de series.

Las limitaciones de estos estudios indican que los datos sobre ver la televisión se basaron en los informes de los participantes, que pueden no ser precisos. Ver la televisión es solo un tipo de comportamiento sedentario y proporciona una imagen incompleta del tiempo sedentario total.

“Esta investigación es muy oportuna e importante en medio de la pandemia actual del COVID-19 porque sabemos que las personas tienen comportamientos sedentarios por más tiempo, como ver la televisión mientras están en cuarentena”, dijo el presidente de American Heart Association Mitchell S.V. Elkind, M.D., M.S., FAHA, FAAN, profesor de neurología y epidemiología en Vagelos College of Physicians and Surgeons y Mailman School of Public Health, y neurólogo responsable en New York-Presbyterian/Columbia University Irving Medical Center. “Estas son correlaciones interesantes entre el ver la televisión, el deterioro cognitivo y la estructura cerebral. Ver la televisión es solo un tipo de comportamiento sedentario, pero es muy fácil de modificar y puede hacer una gran diferencia en mantener y mejorar la salud del cerebro”.

Los coautores de Palta y Gabriel son Aarti Kumar, B.A., M.D. Candidate; A. Richey Sharrett, M.D., Dr.P.H.; Kelly R. Evenson, Ph.D., M.S.; Rebecca F. Gottesman, M.D., Ph.D.; Thomas H. Mosley, Jr., Ph.D.; Gerardo Heiss, M.D., Ph.D.; y Keith M. Diaz, Ph.D. Los datos públicos del autor se encuentran en el resumen. National Institutes of Health financiaron el Estudio de Riesgo de Ateroesclerosis en Comunidades (ARIC) y el Estudio Neurocognitivo de ARIC (ARIC-NCS).

Los coautores de Dougherty son Tina D. Hoang, M.S.P.H.; Lenore J. Launer, Ph.D.; David R. Jacobs, Ph.D.; Stephen Sidney, M.D., M.P.H.; y Kristine Yaffe, M.D. Los datos públicos del autor se encuentran en el resumen. El estudio de CARDIA cuenta con el respaldo de varios contratos de National Heart, Lung, and Blood Institute y National Institute on Aging de National Institutes of Health.

Recursos adicionales:

Las afirmaciones y conclusiones de los estudios presentados en las reuniones científicas de la American Heart Association son exclusivas de los autores y no constituyen necesariamente la política ni la posición de la asociación. La asociación no ofrece garantía de ningún tipo de su exactitud o fiabilidad. La asociación recibe financiación de personas particulares principalmente; además, distintas fundaciones y empresas (incluidas empresas farmacéuticas y fabricantes de dispositivos, entre otras) realizan donaciones y financian eventos o programas específicos de la asociación. La asociación tiene políticas estrictas para evitar que estas relaciones influyan en el contenido científico. Los ingresos de las empresas farmacéuticas y biotecnológicas, los fabricantes de dispositivos y los proveedores de seguros médicos están disponibles aquí, y la información financiera general de la AHA está disponible aquí.

EPI/LIFESTYLE 2021 Scientific Sessions (EPI/Sesiones científicas sobre ESTILO DE VIDA del 2021) de la American Heart Association es la reunión más importante del mundo dedicada a los últimos avances en ciencia de la población. La reunión virtual se llevará a cabo el jueves y viernes 20 y 21 de mayo del 2021. La reunión se centra en el desarrollo y la aplicación de la ciencia traslacional y de la población para prevenir enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, y fomentar la salud cardiovascular. Las sesiones se centran en los factores de riesgo, la obesidad, la nutrición, la actividad física, la genética, el metabolismo, los biomarcadores, la enfermedad subclínica, la enfermedad clínica, las poblaciones saludables, la salud global y los ensayos clínicos orientados a la prevención. Councils on Epidemiology and Prevention y Lifestyle and Cardiometabolic Health (Lifestyle) planificaron conjuntamente las EPI/Sesiones científicas sobre estilo de vida del 2021. Siga la conferencia en Twitter en #EPILifestyle21.

Acerca de la American Heart Association

La American Heart Association es una organización que fomenta de manera incesante vidas más sanas y duraderas. Tenemos el compromiso de garantizar una salud equitativa en todas las comunidades. Mediante la colaboración con numerosas organizaciones y gracias a millones de voluntarios, financiamos investigaciones innovadoras, abogamos por la salud pública y compartimos recursos para salvar vidas. La organización, con sede en Dallas, ha sido una fuente destacada de información sobre la salud durante casi un siglo. Comuníquese con nosotros a través de heart.org, Facebook, Twitter o llámenos al 1-800-AHA-USA1.

###

Para consultas de los medios de comunicación y conocer el punto de vista de los expertos de la AHA:

Comunicaciones y relaciones públicas de la AHA en Dallas: 214-706-1173; ahacommunications@heart.org

Cathy Lewis: 214-706-1324; cathy.lewis@heart.org

Para consultas públicas: 1-800-AHA-USA1 (242-8721)

heart.org y stroke.org

[the_ad id=”28610″]
2021-11-02T12:31:01+08:00 May 25th, 2021|Categories: Cardiovascular|0 Comments

Leave a Reply